Corrí, intentando no
pensarte
Marqué este cuerpo
para dejar de recordarte
Y pedí a esta maraña
de neuronas no sentir
Nunca jamás, de
alegrías ni de penas,
Que si uno solo
tiene cosas buenas,
Se le olvida que las
tiene, o se acostumbra a tenerlas
Y entonces no son
alegrías, pues se convierten en penas
Pena, penita, pena,
regresa cuando esté muerta
Para así nunca
llorarte, para que tú me llores pena,
Y sientas lo que yo
siento, cuando te vas y regresas
Ponte tu velo de
entierro y desempolva ese luto
Escribe sobre mi
tumba, ese bendito epitafio
Que le importa ya al
muertito, si se nombra al difunto
Si se miente en lo
que hizo y se le inventan hazañas
Para decir que era
bueno, esos que de el ni putas saben
Pero si toman café y
se deshacen en chismes
Y a veces cuentan
buenos chistes cuando todo se ve triste
Pena, penita, pena,
recorre esta alma antigua
Y luego sal por mis
venas entre miradas risueñas,
La muerte nunca
estará triste mientras platiques con ella.
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